Una de las principales preocupaciones que nos llegan por parte de las mujeres cuyo deseo es aumentar el volumen de su pecho en nuestro centro de medicina estética es la relación entre los implantes mamarios y el cáncer de mama.
Está demostrado en múltiples estudios y desde hace muchos años que las prótesis mamarias no aumentan el riesgo de cáncer de mama. Otra cuestión que concierne a las pacientes portadoras de implantes mamarios, y que abordamos en esta entrada de blog, es si éstos pueden interferir en la detección precoz del cáncer de pecho. La relación entre el diagnóstico del cáncer de pecho y los implantes mamarios ha sido desde hace tiempo objeto de diferentes estudios de investigación en el campo de la cirugía plástica, reparadora y estética. Y esto es así, entre otras cuestiones, porque las técnicas de diagnóstico por imagen han ido evolucionando con el paso de los años. La prestigiosa revista Plastic and Reconstructive Surgery, de la American Society of Plastic Surgeon ha publicado recientemente el artículo “Breast Cancer Following Augmentation Mammaplasty: A Case-control Study”. El objetivo de esta investigación era determinar si la mamoplastia de aumento, el tipo de implante y la ubicación del mismo afectan a la detección, el estadio y el tratamiento del cáncer de mama. Para ello se basó en el estudio de pacientes con aumento de senos previo sometidas a tratamiento de cáncer de mama entre los años 2000 y 2013. Sobre una muestra de 350 mujeres con y sin implantes de pecho, la investigación reveló las siguientes conclusiones: - Mediante una mamografía las mujeres portadoras de implantes pueden presentar una mayor dificultad en la detección precoz de tumores con respecto a las mujeres sin implantes. Esto es debido a que los implantes dificultan la visión óptima del tejido mamario con esta técnica. Esta circunstancia de dificultad diagnóstica es menos frecuente en la actualidad, ya que los aparatos de mamografía actuales son cada vez más sensibles a la hora de detectar tumoraciones de pequeño tamaño. El empleo de otras pruebas, como una ecografía o una resonancia magnética, que se emplean también de manera habitual en casos de sospecha de cáncer de mama en mujeres sin implantes, son procedimientos que permiten orientar el diagnóstico. - Es precisamente el temor de las pacientes con prótesis a que haya algún problema con los implantes lo que hace que las mujeres portadoras de implantes se sometan a revisiones con mayor frecuencia que las que no llevan implantes, lo que en la práctica conduce a un diagnóstico precoz. – Otra conclusión destacable del estudio es que la autoexploración en mujeres portadoras de implantes permite detectar cualquier anomalía antes que en aquellas que no los llevan. – Ni el tipo de relleno del implante (suero o silicona) ni la ubicación anatómica (subglandular o submuscular) afectaron el método de diagnóstico, estadio de la enfermedad o su tratamiento. Es una situación frecuente, y cada vez más, que un especialista en radiología tenga que valorar pacientes operadas de aumento de mamas, no debiendo de causar sorpresa a cualquier especialista con experiencia. Sin embargo, todas las mujeres portadoras de implantes de pecho deben advertirlo antes de realizar una mamografía, de forma que se adapte el estudio de diagnóstico precoz a dicha circunstancia.
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Existen condicionantes sociales y culturales con relación a la proporción y el tamaño del pecho femenino por lo que no siempre es fácil determinar cuál es el tamaño de pecho ideal. Sin embargo, no deben obviarse los efectos físicos y psicológicos de un pecho excesivamente voluminoso. Cuándo realizar una reducción de mamas La hipertrofia mamaria es una alteración del tamaño de las mamas en la que éstas presentan un volumen demasiado grande con respecto a lo que se considera normal o saludable. Mediante la cirugía de reducción mamaria es posible eliminar el exceso de grasa y piel de la mama, así como tejido glandular. El objetivo es lograr unos pechos más pequeños con una forma más adecuada y proporcionada al resto del cuerpo. Una de cada 20 mujeres españolas que recurren a la cirugía estética, lo hacen para someterse a esta intervención quirúrgica. La mayoría de ellas deciden realizar esta cirugía por los problemas físicos y psicológicos que conlleva tener un volumen excesivo de pecho, más que por razones meramente estéticas. ¿En qué casos está indicada una reducción de pecho? Las mejores candidatas a una reducción de pecho son aquellas en las que la hipertrofia mamaria tiene una repercusión psicológica o supone una limitación funcional que afecta a su actividad cotidiana. - Cuando causa problemas médicos: Alguna de las pacientes que llegan a nuestra consulta para una reducción de pecho lo hace por recomendación de su médico de atención primaria o por otros especialistas. El dolor de cuello y espalda debido al peso de las mamas es una de las principales molestias físicas de la hipertrofia mamaria. A menudo estas dolencias se asocian a malos hábitos posturales adquiridos por el peso del pecho y la tendencia a disimularlo. Otro problema que ocasionan unos pechos voluminosos es la aparición de eccemas en la parte inferior del pecho, debido al roce y la sudoración excesiva. Además, la presión de los tirantes del sujetador puede provocar hendiduras en los hombros. Los problemas respiratorios son otro trastorno posible, que con frecuencia se acentúan en pacientes que ya arrastran trastornos de este tipo. - Cuando causa una limitación física: El exceso de volumen de los senos dificulta la libertad de movimiento. Esto impide la práctica de determinados deportes o actividades físicas. - Cuando causa malestar psicológico: En el aspecto psicológico, las mujeres con hipertrofia mamaria a menudo se sienten incómodas por la atención no deseada que ocasiona el tamaño de sus mamas. Esto condiciona el uso de determinada ropa y su actitud en sociedad. Tener una talla de pecho muy grande puede afectara la autoestima de la mujer y a sus relaciones personales. - Por razones estéticas: Cuando existe una diferencia significativa de tamaño entre ambas mamas puede estar indicada una cirugía de reducción de pecho, que las haga más simétricas. Otras candidatas a esta intervención son mujeres que presentan un descenso acusado en la posición de las mamas debido a los embarazos, cambios importantes de peso o el propio envejecimiento. Los beneficios físicos y psicológicos suponen una gran mejoría en la calidad de vida de las pacientes que optan por esta intervención, siendo una de las más solicitadas en cirugía mamaria. Una de las cuestiones que preocupan a los pacientes que van a someterse a una intervención de cirugía estética, es el tipo de anestesia que recibirá y sus posibles riesgos. El proceso anestésico tiene por objetivo evitar al paciente la sensación de dolor durante el procedimiento quirúrgico y el postoperatorio inmediato.
En cirugía estética se emplean diferentes alternativas de anestesia: - Anestesia local: Consiste en la aplicación de un anestésico, habitualmente por inyección o infiltración, que actúa sobre la zona concreta del cuerpo que se va a intervenir. - Anestesia local bajo sedación: En esta técnica se emplean, además de los anestésicos locales, fármacos que proporcionan al paciente sensación de relajación y bienestar. El paciente mantiene un nivel de consciencia que le permite respirar por sus propios medios. - Anestesia epidural/raquídea: Este procedimiento anestésico se basa en la introducción de un líquido anestésico en un espacio próximo a la médula espinal. Esta técnica actúa sobre las terminaciones nerviosas desde la zona infiltrada bloqueando la sensibilidad de una parte del cuerpo más o menos extensa según la técnica empleada. - Anestesia general: Consiste en la administración de medicamentos que hacen que el paciente permanezca “dormido” durante toda la intervención. La relajación muscular es completa por lo que se precisa de sistemas externos de ventilación que le ayuden a respirar. En la fase de preoperatorio se realizan una serie de pruebas diagnósticas que determinan el estado general del paciente. Estas pruebas son supervisadas por el anestesista que asistirá en la intervención quirúrgica. Durante la intervención, el médico anestesista se encarga de controlar la frecuencia cardíaca, la función respiratoria y la temperatura del paciente, además de reponer los líquidos y sales minerales que se puedan perder durante la operación. Una vez finalizada la intervención, los pacientes son llevados al área de despertar donde se controlan que la recuperación postoperatoria es satisfactoria. Si la cirugía se ha realizado con anestesia local y sedación, en pocos minutos el paciente podrá ser dado de alta si así lo considera el anestesista. Si en la intervención se emplea anestesia general, el paciente pasará a una habitación donde permanecerá controlado en todo momento por el equipo médico de la clínica. Por lo general, en cirugías corporales como la abdominoplastia, grandes liposucciones y cirugías mamarias como la mastopexia, mamoplastia de aumento o reducción de pecho, suelen realizarse bajo anestesia general. En la actualidad, el uso de anestesia en cirugía estética es un procedimiento seguro cuando se pone en manos de profesionales médicos con experiencia en este tipo de intervenciones. El médico anestesista trabaja en estrecha comunicación con el cirujano con el fin de asegurar las óptimas condiciones para realizar la cirugía. Es por ello que suele ser el mismo anestesista el que trabaja junto al mismo cirujano, al conocer ambos las condiciones idóneas para realizar cada procedimiento con las mayores garantías de seguridad y bienestar para los pacientes. El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres. En España, más de 63.000 personas sufren cáncer de mama cada año, según datos de la Asociación Española contra el Cáncer. Afortunadamente, el porcentaje de curación es cada vez mayor (en torno al 85%) y sus secuelas físicas pueden ser paliadas. La Cirugía Reconstructiva ofrece la posibilidad de realizar la reconstrucción de la mama.
Reconstrucción de mama después de un cáncer de pechoEl objetivo de una reconstrucción mamaria es intentar recuperar la imagen corporal y mejorar la calidad de vida de una mujer mastectomizada, es decir, sin un pecho. La reconstrucción de mama es una labor que ha de realizar un cirujano plástico. Ellos son los especialistas que reciben la formación en este tipo de intervenciones. Según el tamaño del tumor, las consecuencias para el pecho son diferentes. Si el equipo oncológico lo considera puede llevarse a cabo una cirugía conservadora, tumorectomía o mastectomía parcial, en la que no se pierde el pecho y sólo se extrae el área afectada por la tumoración. En otros muchos casos es necesario resecar el pecho completo o mastectomía total. La investigación oncológica y el avance en técnicas quirúrgicas han supuesto importantes avances en este tipo de intervenciones. Hoy se tiende a incorporar la reconstrucción mamaria dentro del proceso del tratamiento global del cáncer de mama. Es lo que se conoce como cirugía oncoplástica o reconstrucción mamaria inmediata tumor-específica (TSIR). En el caso contrario, hablamos de una reconstrucción de mama diferida. En este caso habría que esperar al menos 6 meses después de la mastectomía. Existen distintas alternativas ante una reconstrucción de mama: Prótesis mamaria - Se trata de colocar un implante mamario. Es el método de elección en la reconstrucción mamaria de pacientes a las que se hizo una resección parcial o completa de la mama pero se conservó el músculo pectoral y cuando los tejidos presentan buena cantidad y calidad. Expansor tisular con implante - Con esta técnica se busca obtener suficiente tejido a nivel local para conseguir la reconstrucción mamaria, sin añadir cicatrices y mediante procedimientos con bajo riesgo de complicaciones. Para ello se coloca un expansor que permite la dilatación de la piel. El expansor es un dispositivo de aspecto similar al de un implante mamario que se va llenado con suero fisiológico de manera progresiva a lo largo de unos 6 meses; se consigue así que la piel se vaya distendiendo lentamente. Tras este período se sustituye el expansor por una prótesis mamaria y se realiza la reconstrucción de la areola y el pezón. Colgajos de tejido - Con frecuencia para lograr un volumen adecuado, es necesario recurrir a técnicas que permitan aportar tejidos de otras zonas. Pueden ser tejidos próximos a la mama a reconstruir (colgajos locales o regionales) o más alejados (colgajos a distancia). Posteriormente estos colgajos son llevados mediante diversas técnicas quirúrgicas según que se mantenga el aporte original de vasos sanguíneos en los tejidos (en el caso de los locales o regionales) o se busque el aporte sanguíneo de otras zonas (en algunos colgajos a distancia). Se puede utilizar el tejido del abdomen (como en los colgajos TRAM o el colgajo DIEP), la espalda (colgajo de músculo dorsal ancho), los muslos o los glúteos. En general, este tipo de reconstrucciones requieren cirugías más largas y de una recuperación más prolongada. Desde el punto de vista psicológico, la reconstrucción de mama es de gran relevancia para muchas mujeres que han sufrido un cáncer de mama. La repercusión psicológica asociada a la pérdida de un seno supone con frecuencia una alteración importante de la imagen que una mujer tiene de sí misma, pudiendo afectar a las relaciones en pareja y sociales. El embarazo, la lactancia, el envejecimiento y las variaciones de peso son algunas de las causas del cambio en la forma de los senos. Tanto la piel como el tejido de las mamas presentan modificaciones que se reflejan en un aspecto más vacío de las mismas. El descenso de los tejidos (piel y/o glándula mamaria), se denomina ptosis mamaria.
Para valorar el grado de descenso se toma como referencia la posición de la areola y el pezón con respecto al pliegue de la mama (surco submamario); según esta posición existen diferentes grados de ptosis. Como referencia, se traza una línea que va desde la horquilla esternal hasta el pezón, cuyos límites ideales serían de 19 a 21 cm. El punto exacto se localiza sobre una línea vertical medioclavicular a la altura de la proyección anterior del pliegue de la mama. Los diferentes grados de ptosis mamaria, según su intensidad son: - Ptosis grado I o Pseudoptosis mamariaLa areola se encuentra por encima del surco submamario, pero el polo superior de la mama se encuentra vacío de contenido glandular, concentrándose éste en la parte inferior del pecho. Esto confiere un aspecto vacío o ptósico a la mama sin serlo; es lo que se denomina pseudoptosis o ptosis falsa. - Ptosis grado IILa altura del pezón se encuentra en la línea del surco submamario. - Ptosis grado III El pezón se encuentra situado por debajo del surco submamario, a una distancia de la fosa supraesternal de entre 23 y 28 cm. A esta situación corresponden generalmente las ptosis mamarias por envejecimiento, procesos de adelgazamiento y algunas hipertrofias moderadas. - Ptosis grado IVEl complejo areola-pezón se encuentra situado a más de 29 cm de distancia de la fosa supraesternal. Corresponde a casos de hipertrofias importantes. La corrección de este grado de ptosis se asocia a la cirugía de reducción mamaria. La cirugía de elevación mamaria o mastopexia tiene como objetivos elevar la posición de la areola, reposicionar el tejido mamario y eliminar el exceso de piel, mejorando así la forma y proyección del pecho. En los casos en los que el tamaño de la areola es mayor que el deseado también se puede reducir su tamaño. Como explicamos en un post anterior, con frecuencia el tratamiento indicado consiste únicamente en reposicionar los tejidos mamarios de la paciente. En otras ocasiones, para recuperar el volumen, puede estar indicado la utilización de implantes mamarios que permitan el relleno del polo superior de la mama. Las variantes técnicas de este tipo de cirugía mamaria son numerosas, según el grado de descenso de la areola, de las características de los tejidos o de la necesidad de colocar implantes mamarios. Las cicatrices pueden limitarse al borde de la areola por todo su perímetro o incluir además una cicatriz vertical desde el borde inferior de la areola hacia el surco submamario. En ocasiones es necesario resecar piel en la zona del surco submamario para lograr el resultado deseado. Este tipo de cicatrices en condiciones normales terminan por resultar poco visibles a largo plazo, siendo bien toleradas por las pacientes. La cirugía de elevación mamaria o mastopexia es una de las intervenciones en las que el efecto sobre la autoestima de la mujer es más evidente. El aumento mamario es una cirugía en la que se toman en consideración diversos aspectos para conseguir un pecho de apariencia natural. Con frecuencia las pacientes acuden a consulta con la incertidumbre acerca de qué tipo de implante elegir para obtener un resultado natural o cómo elegir la talla de implante más adecuada.
Aumento de pecho: Proyección, llenado y firmeza Existen decenas de implantes diferentes en cuanto a su forma y tamaño. El cirujano debe de tener en cuenta la fisonomía y preferencias de la paciente para personalizar al máximo la selección de la prótesis. Durante este proceso surgen particularidades que tienen que ver con la forma, volumen y firmeza de los implantes. Las explicamos a continuación. Llenado del pecho: redondo o anatómico Las prótesis mamarias tienen tres dimensiones: altura, anchura y proyección. Las variaciones entre estas determinarán el volumen del implante. Los implantes redondos tienen forma semiesférica o de segmento esférico. Los denominados anatómicos o con forma de lágrima tienen una porción (superior) más estrecha que la inferior. Si bien se les atribuyen diferencias en el resultado estético en función de esta característica de los implantes, hoy en día existen múltiples trabajos científicos que demuestran que no es un aspecto tan determinante, influyendo mucho más la técnica empleada por el cirujano para colocarlos. Tanto los implantes redondos como los anatómicos pueden a su vez contemplar distintas “alturas”. Es lo que se denomina proyección. ¿Qué es la proyección o perfil de un implante? La proyección o perfil de un implante de pecho es el grado en el que dicho implante sobresale del tórax. Es decir, el volumen desde una perspectiva lateral. Existen distintos rangos de proyección para un mismo tipo de implante, aunque por lo general se clasifican, de menor a mayor proyección, en perfil bajo, medio y alto. De esta manera dos prótesis pueden tener la misma anchura y altura, pero presentar un perfil diferente, adoptando el pecho un tamaño distinto. Dependiendo del resultado que se busque y de las características de la paciente, está indicado un perfil mayor o menor. En este caso de aumento de pecho con implantes, se consiguió dar al pecho de suficiente volumen, pero sin exceso de proyección en la parte superior del mismo. La falta de volumen en muchas ocasiones se asocia a unas costillas prominentes, como en esta imagen, o por el contrario hundidas en su parte central. En estos casos hay que adaptar el volumen del implante a esta circunstancia para conseguir un resultado natural. Firmeza en el aumento de pecho La firmeza del implante se refiere a cómo se siente el pecho al tacto. En el caso de los implantes de silicona éstos contienen un gel denominado cohesivo; quiere decir que es lo suficientemente denso como para evitar que se deforme la prótesis, pero con una sensación natural al tacto. En una intervención de aumento mamario el objetivo es lograr un pecho en armonía con el cuerpo de la paciente. Una valoración detallada por parte de un especialista con experiencia en esta cirugía es clave para conseguir que resulte lo más natural posible. La forma y el volumen de las mamas se encuentran estrechamente ligados a la feminidad y por tanto, a la autoestima de la mujer. Durante siglos, se ha tratado de realzar o mejorar la apariencia del pecho con diferentes dispositivos. Un ejemplo de ello son los corsés o sostenes e incluso con remedios populares para estimular el crecimiento del tejido mamario.
Precisamente para tratar la hipoplasia mamaria, el volumen pequeño de las mamas, surge por primera vez a finales del siglo XIX un método para realzar su tamaño desde el interior y no desde el exterior. Hablamos de la primera mamoplastia de aumento documentada por la literatura médica. Esta intervención fue llevada a cabo por Vicenz Czerny en 1895 utilizando como injerto el tejido adiposo propio de su paciente. Dicho injerto, obtenido de un lipoma (un tumor benigno de tejido graso), se utilizó con fines reconstructivos para corregir un defecto en la mama producido tras la resección de un tumor. Durante la primera mitad del siglo XX continuó experimentándose con otros tipos de sustancias de infiltración. Como la silicona, o materiales para implantar que incluían marfil, cartílago de buey, poliéster o esponjas. Sin embargo, la implantación de estos productos también terminó abandonándose debido a las complicaciones que surgían como infecciones, contracturas, desarrollo de granulomas o migraciones entre otras. Además, los resultados estéticos no eran mejores: senos desfigurados y duros, alteraciones del contorno, calcificaciones… En algunos casos las consecuencias fueron tan graves que las pacientes necesitaron una mastectomía bilateral. No fue hasta 1962 cuando Thomas Cronin y Frank Gerow, cirujanos de Houston, diseñaron los primeros implantes de mama similares a los que se utilizan hoy en día. Se trataba de unas bolsas de lámina de silicona rellenas de gel del mismo material que fueron comercializados por Dow Corning a partir de 1963. La viabilidad de este material para uso médico ya había sido testada durante la Segunda Guerra Mundial. De esta forma se resolvieron los problemas de rechazo que habían surgido con otro tipo de materiales. A partir de la década de los 70 comienzan a aparecer implantes mejorados de silicona, rellenos de este gel o de solución salina, solucionando los problemas de filtración. Estos se producían desde ambos lados de la cubierta. También solucionaban el consiguiente efecto de deflación, que permitía que la solución empleada migrase hacia los tejidos y alterase la forma de la prótesis. Aunque ambos tipos de implantes estaban muy extendidos, el gel de silicona era más utilizado porque ofrecía unos resultados más naturales tanto en textura como en forma. La continua investigación llevó a desarrollar prótesis cubiertas de elastómero de silicona con menor riesgo de contractura capsular. Además, esta última generación no permite la filtración y logra una consistencia parecida a la del tejido glandular, mejorando el perfil biológico y ofreciendo unos resultados más naturales. En Estados Unidos, en 1991 se planteó la relación de los implantes de silicona con el desarrollo de enfermedades autoinmunes. En 2005 la agencia que autoriza su uso en EEUU, la FDA, emitió informes que apoyaban la seguridad y la efectividad de estos implantes cuando se usan apropiadamente. Se demostró que no existe relación entre las prótesis y las posibles dolencias del tejido conectivo, el desarrollo de cáncer o enfermedades neurológicas. Actualmente los implantes rellenos de silicona son, en todo el mundo, los más empleados en este tipo de intervenciones. Los implantes mamarios han evolucionado enormemente durante estas cinco décadas hasta obtener las prótesis actuales. Si bien su uso se asocia a intervenciones de tipo estético, una parte muy importante de las prótesis comercializadas actualmente se emplea en cirugías de reconstrucción mamaria tras intervenciones para tratar el cáncer de mama. Hoy en día contamos con implantes a prueba de roturas así como un inmenso abanico de tamaños, formas y volúmenes para adaptarse a las características de cada paciente. Además, la capacidad de individualizar cada caso permite optar por una u otra técnica quirúrgica. Y además, es posible elegir las prótesis que permitan mantener la armonía del contorno corporal de la paciente. La cirugía de aumento mamario es una de las intervenciones más demandadas de cirugía estética. La mayoría de mujeres que deciden aumentarse el pecho optan por la implantación de prótesis mamarias siendo el tipo de implante que se va a utilizar, una de las primeras cuestiones que se plantean en consulta.
Existen muchos tipos de implantes que pueden emplearse en una mamoplastia de aumento. Todos los implantes autorizados han pasado por estrictos estudios clínicos que garantizan su seguridad para cumplir con el fin para el que han sido diseñados. Actualmente, los implantes con cubierta exterior de silicona son los más utilizados en este tipo de procedimiento, si bien existen diferentes modelos que varían en función de la forma, el material de relleno o el tipo de superficie. Atendiendo a su forma, los implantes mamarios pueden ser redondos o anatómicos (en forma de “lágrima” por presentar mayor volumen en la parte inferior); estos últimos se destinan habitualmente para cirugías de reconstrucción mamaria, tras intervenciones de cáncer de mama. Ambos tipos de prótesis presentan una cara posterior algo más plana pudiendo encontrarse distintas “alturas” o espesores, lo que se denomina proyección. Según el material de relleno que contengan, los implantes de pecho pueden dividirse en implantes salinos o implantes de silicona. Los implantes salinos contienen suero fisiológico. Esto permite introducirlos previamente en el pecho para ser rellenados posteriormente con la solución salina hasta alcanzar el tamaño deseado. La ventaja de utilizar esta técnica es que la incisión por la cual se introduce la prótesis es relativamente menor. En caso de rotura del implante o fuga en la válvula de llenado, se produciría un cambio notorio en la forma y tamaño del pecho, siendo necesario su inmediato reemplazo. La solución salina es inofensiva para el organismo, por lo que, de darse esta circunstancia, se absorbe por los tejidos sin riesgo ninguno para la salud del paciente. Los implantes de silicona contienen gel cohesivo de silicona, un material que por su consistencia dificulta que se pueda filtrar ante una posible ruptura; proporcionando, a su vez, un resultado muy natural al tacto. Según su cobertura externa, los implantes de silicona pueden tener superficie lisa o texturizada (rugosa). La mayoría de las prótesis mamarias implantadas en EEUU y Canadá son de superficie lisa, mientras que en Europa los cirujanos suelen optar por las de superficie rugosa. Cada una de ellas tiene diferentes tipos de ventajas e inconvenientes. La elección de los implantes suele ser decisión del cirujano, teniendo en cuenta las características y objetivos de la paciente. En el resultado final de una cirugía de aumento de pecho es importante el implante seleccionado, pero es mucho más determinante la técnica quirúrgica que emplea el cirujano a la hora de colocarlo, pudiendo variar de forma significativa de una paciente a otra. El consentimiento informado es el documento en el que se refleja que el paciente ha sido informado y ha comprendido los riesgos, beneficios y alternativas de un determinado procedimiento médico.
En cirugía estética el consentimiento informado constituye un derecho del paciente y una obligación para el cirujano, debiendo ser firmado antes de realizar una intervención. También el paciente debe informar acerca de sus antecedentes médicos y de otros tratamientos realizados, de forma que el cirujano pueda explicar y hacer constar los riesgos personalizados o propios de cada caso concreto. Tras nuestra larga experiencia en cirugía estética, sabemos que todos los procedimientos tienen sus peculiaridades, por ello cada intervención requiere de un documento específico. Para que el consentimiento sea válido, debe existir una primera consulta en la que se da una información verbal por parte de un profesional médico cualificado. La información debe adaptarse a las características personales, culturales y psicológicas de cada paciente y proporcionarse con la suficiente antelación para que éste pueda reflexionar y plantear las cuestiones que considere oportunas antes de la cirugía. Existe la posibilidad de que un paciente no desee ser informado. Esta circunstancia debe quedar reflejada en la historia clínica o bien en el propio Consentimiento Informado. Actualmente las asociaciones profesionales de cirugía estética como la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) promueven una exhaustiva comunicación médico-paciente. Esto incluye el uso de consentimientos informados detallados y una práctica clínica basada en criterios médicos que permitan velar por la seguridad de los pacientes. La Dra. Arminda Ferrer estará encantada de atender y resolver cualquiera de tus dudas junto a un gran equipo de profesionales. ¡Solicita una cita sin compromiso! Es habitual que la idea de someterse a una cirugía de reducción de pecho genere muchas dudas. Las razones para animarse a realizar esta intervención pueden ser diversas. Es uno de los tratamientos más demandados en nuestra clínica, pero como en cualquier tratamiento, a los pacientes les surgen dudas que hoy queremos resolver en este post.
Si estás interesada en este tipo de intervención quirúrgica y aún tienes dudas después de nuestras 10 preguntas sobre la reducción de pecho, no dudes en ponerte en contacto con la Dra.Arminda Ferrer. |