Cuando hay algo en nuestro físico que nos incomoda o nos gustaría cambiar, es fundamental consultar a un cirujano plástico con experiencia. Será la única persona que pueda aconsejar sobre qué tipo de procedimiento es el más adecuado para nuestro caso. Durante la primera cita obtendremos la información que necesitamos para tomar una decisión correcta. En este post explicaremos en qué consiste esta primera valoración.
¿Cómo es? Con la Dra. Arminda Ferrer la primera consulta siempre es realizada por ella misma, que realizará la intervención. Valorará el caso y le explicará todo lo relativo al tratamiento, bien sea quirúrgico o no quirúrgico. Un conocimiento previo y detallado del caso permite ofrecer tratamientos individualizados. En la primera cita, el paciente expondrá qué parte de su cuerpo quiere modificar y cuáles son sus expectativas. La doctora realizará la historia médica completa. Esta incluirá los antecedentes personales del paciente: alergias medicamentosas, hábitos de vida (p. ej consumo de tabaco y alcohol, prácticas deportivas…), enfermedades médicas, intervenciones quirúrgicas previas, embarazos y partos, tratamientos farmacológicos… Posteriormente, llevará a cabo la exploración física, que le permitirá examinar la zona a tratar, establecer la indicación o no de la cirugía y determinar el tratamiento más adecuado. Después, el cirujano ofrecerá al paciente toda la información necesaria relativa a la intervención como las pruebas preoperatorias (analítica, electrocardiograma…), el tipo de anestesia, los cuidados postoperatorios y los resultados esperables en cada caso. En relación a este punto, también se llevará a cabo el visionado de fotografías que permiten al paciente ver el “antes y después” de pacientes que se han sometido a la misma intervención que plantean. Asimismo, es habitual tomar fotos del área a tratar, que resultan de gran utilidad tanto en la preparación de la cirugía como en el posterior seguimiento del paciente. ¿Y si me quedan dudas? La información ofrecida en la consulta suele exponerse de forma comprensible y simplificada, pero a la vez detallada e individualizada. Es normal que más tarde el paciente pueda tener dudas o preguntas relativas a la intervención. Si así fuese, pueden contactar nuevamente con nosotros.
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Con el paso de los años, el pecho femenino tiende a descender por el proceso natural de envejecimiento de los tejidos que lo sustentan. Otros factores como los embarazos, los cambios de peso o la pérdida de elasticidad de la piel favorecen este descenso (ptosis) en la posición de la mama. En este post respondemos a las cuestiones que de forma habitual nos transmiten en consulta a la hora de plantearse esta intervención. Esta cirugía consigue reposicionar el tejido mamario y eliminar el exceso de piel, mejorando así la forma y proyección del pecho. Es una intervención con resultados muy satisfactorios para nuestras pacientes que, sin embargo, no está exenta de dudas. - ¿Soy muy joven para realizar una mastopexia? La edad de la paciente no es un factor determinante para someterse a una mastopexia, sino el grado de ptosis mamaria o descenso de la areola que presenta. Esta circunstancia puede darse de forma precoz en pacientes jóvenes, debido a la falta de elasticidad de los tejidos. Con esta cirugía se consigue devolver el pecho a una posición adecuada a cada paciente, dotándolo de un aspecto rejuvenecido y natural. - ¿Es posible reducir el tamaño de las areolas con esta cirugía? Los objetivos de una mastopexia son elevar la posición de la areola, reposicionar el tejido mamario y eliminar el exceso de piel. También permite reducir el tamaño de las areolas cuando éstas presentan un tamaño mayor del deseado. - ¿Es necesario colocar implantes? Una de las principales cuestiones que plantea esta cirugía es la necesidad o no de aumentar el volumen de la mama mediante la colocación de implantes. Con frecuencia el tratamiento indicado consiste solo en reposicionar los tejidos mamarios de la paciente (autoprótesis). En otros casos, para recuperar el volumen y lograr un resultado estético proporcionado, se asocia un aumento mamario mediante implantes. Es una decisión que se toma de forma conjunta, según la experiencia del cirujano y el deseo de la paciente. - ¿Cambiará mi talla de pecho? Tras una mastopexia sin implantes el volumen de la mama no varía, por lo que seguirá usando su talla de sujetador habitual. - ¿Cómo serán las cicatrices? La longitud de las cicatrices varía, según el caso. Habitualmente se ubica una, alrededor de la areola, y otra, entre la areola y el surco mamario. En ocasiones es necesario resecar piel en la zona del surco submamario para lograr el resultado deseado. A las 8-12 semanas es cuando pueden ser más apreciables, como una línea enrojecida. A partir de ese momento se van atenuando hasta hacerse prácticamente imperceptibles. - ¿Cuándo se puede apreciar el resultado final? Aunque los cambios ya son evidentes desde el primer momento, se considera que el resultado final de una mastopexia no se aprecia hasta pasado un periodo de entre ocho meses y un año. - ¿Los resultados son definitivos? Tras una mastopexia, la areola mantendrá su posición de forma definitiva por lo que debe ser ubicada con precisión. Otros cambios en la forma de la mama dependen en parte de la calidad de la piel de la paciente, de embarazos posteriores o de variaciones en el peso. Aunque se den estos cambios el grado de satisfacción sigue siendo muy alto independientemente del tiempo transcurrido. Si todavía te quedan dudas sobre la cirugía de elevación mamaria o mastopexia, no dudes en ponerte en contacto con la Dra. Arminda Ferrer. Estará encantada de atender y resolver cualquiera de tus dudas junto a un gran equipo de profesionales. ¡Solicita una cita sin compromiso! El aumento de pecho es una de las intervenciones más solicitadas de cirugía estética. Pese a todo, siguen existiendo una serie de mitos en torno a los implantes de pecho que aclaramos a continuación:
1. Hay que cambiar los implantes cada 10 años. Los implantes mamarios no necesitan ser sustituidos al cabo de un tiempo determinado; no tienen “fecha de caducidad”. Estadísticamente, lo más frecuente es que no se presenten modificaciones en el implante que hagan a las pacientes volver a pasar por quirófano. Las causas más frecuentes que pueden suponer una cirugía de sustitución son la contractura capsular (que provoca un endurecimiento de la prótesis) y la rotura de implante. Por ello, se recomienda hacer las revisiones mamográficas indicadas para controlar su estado y consultar cuando se aprecien modificaciones respecto a estudios previos. 2. Los implantes afectan a la lactancia. La capacidad para poder dar el pecho al recién nacido es independiente de que una mujer se haya realizado o no una cirugía de aumento. Ni el tipo de implante ni su ubicación interfiere en los conductos mamarios que llevan la leche al pezón por lo que ni la cantidad ni la calidad de la leche se ve alterada. 3. Se pierde sensibilidad en la zona. Los días posteriores a la cirugía algunas pacientes perciben una alteración de la sensibilidad de los tejidos, ya sea aumento o disminución. La frecuencia con la que se da esta circunstancia es baja y remite a los pocos días o semanas tras la cirugía. 4. Los implantes producen la caída del pecho. No, siempre y cuando el volumen de los mismos sea el adecuado para la constitución y el tipo de tejidos de la paciente. Si se colocan tamaños muy grandes la distensión normal de la piel puede provocar el descenso del pecho. 5. Aumenta el riesgo de cáncer de mama. Está demostrado, en múltiples estudios y desde hace muchos años, que NO existe ninguna relación entre las prótesis y el cáncer de mama. Antes de realizar cualquier técnica de diagnóstico precoz de cáncer de mama las pacientes deben informar al radiólogo de que llevan implantes mamarios. Será el especialista en radiología quien determine qué estudio es el más adecuado para descartar cualquier patología de la mama. 6. Los implantes no se pueden romper. El porcentaje de rotura espontánea de una prótesis es muy bajo. Un accidente con un traumatismo en la zona podría dañar la prótesis; en ningún caso por cambios de presión en el interior de un avión. Un implante roto no se considera una “urgencia” quirúrgica, aunque cuando se diagnostica debe acudir a su cirujano para valoración médica de su caso. Solicita una cita sin compromiso con la Dra. Arminda Ferrer y recibe información personalizada para tu caso. Cada una de nuestras pacientes es única y su caso es tratado como tal. El primer año después de un aumento de pecho, la Dr. Arminda Ferrer planifica una serie de revisiones que generalmente se programan a lo largo del primer año tras la cirugía. Estas revisiones tienen por objeto comprobar que el proceso postoperatorio cursa con normalidad.
Pasado un año tras la operación pueden ser necesarias más revisiones de las inicialmente previstas según la evolución y requerimientos del paciente. En estas revisiones el cirujano evalúa diferentes aspectos relacionados con el implante (posición, cicatrización periprotésica…) y con los tejidos que lo recubren (tejido mamario, piel, calidad de la cicatriz…), así como aquellos síntomas que el paciente pueda referir durante el proceso post cirugía. ¿Cuánto dura la inflamación tras un aumento de pecho? La hinchazón o inflamación es una respuesta natural del cuerpo a la cirugía. Los mayores cambios se experimentan a lo largo de las primeras 4 semanas, aunque este proceso varía según las características de la paciente. Posteriormente las modificaciones son menos evidentes para el paciente. Desde el punto de vista quirúrgico se considera que el resultado definitivo se alcanza entre 6 meses a 1 año. Puede ocurrir que el proceso inflamatorio disminuya o desaparezca antes en una mama que en otra. Es habitual que a lo largo de varias semanas, mientras se completa el periodo de cicatrización y hasta que se resuelva la inflamación, las pacientes sufran alguna molestia de forma puntual como escozor o sensación de pinchazo. Esta circunstancia no requiere tratamiento específico y desaparece por sí sola. Pueden darse alteraciones de la sensibilidad, tanto por exceso como por defecto, de alguna región de la mama o de la areola y pezón. Son transitorias pero pueden pasar varias semanas hasta que se recupere totalmente. ¿Cuándo se aprecia el resultado final? Es necesario que pase un tiempo prudencial para que los músculos, la glándula mamaria y la piel se adapten tras la colocación de los implantes. Durante los primeros tres meses, la mama irá adoptando la forma, naturalidad y movimiento definitivo. No obstante, no se considera el resultado final de una cirugía mamaria hasta transcurrido el año, toda vez que la inflamación residual ha desaparecido y las cicatrices se han difuminado. La aceptación y adaptación a los cambios derivados de la operación de un aumento de mama suele ser rápida y gratificante para las pacientes. El cambio corporal que supone la cirugía de aumento de pecho repercute muy positivamente en la imagen que las pacientes tienen de sí mismas. Una vez que el cirujano considera que ha finalizado el periodo inicial de revisiones, la paciente es dada de alta. Se recomienda hacer las revisiones mamográficas habituales para controlar su estado y consultar cuando se aprecien modificaciones respecto a estudios previos. Si te estás planteando una intervención como esta, no dudes en ponerte en contacto con la Dra. Arminda Ferrer, para valorar todas las opciones. ¡Solicita una cita sin compromiso! La mayor parte de las pacientes que se operan de un aumento de mama no precisan cambiarlas en ningún momento a lo largo de su vida. No existe un tiempo concreto al cabo del cual sea necesario cambiar los implantes, pero sí hay motivos por los cuales puede ser necesario realizar una cirugía de sustitución.
¿Cuándo hay que realizar un recambio de prótesis de mama? Las causas que llevan a este tipo de intervención se relacionan más frecuentemente con cambios asociados al implante. Las más habituales son la contractura capsular y la rotura de implante. – Contractura capsular: el organismo siempre forma alrededor de la prótesis un tejido fibroso o cápsula. Si la cápsula es un poco más gruesa de lo habitual, suele ser bien tolerada por las pacientes, pudiendo apreciarse un leve aumento en la consistencia del pecho, si la cápsula es muy gruesa puede alterar la apariencia de la mama y llegar a ser molesto. En estos casos estaría indicada la eliminación de dicho tejido y la sustitución de los implantes. – Rotura del implante: mucho menos frecuente, pero posible, es la pérdida de la integridad de la cubierta del implante. Según el tipo de contenido de la prótesis el diagnóstico de esta eventualidad es más o menos sencillo. Sin ser una urgencia médica, cualquier implante roto debe ser sustituido. La calidad del implante y el tipo de relleno son importantes a la hora de garantizar la seguridad del paciente. Como ya indicamos al inicio, lo más frecuente es que un implante mamario no precise ser sustituido puesto que generalmente no presenta cambios con el paso del tiempo, pero una paciente puede plantearse sustituir sus prótesis por otras causas: – Modificación en la forma del pecho por el paso de los años, los embarazos, y las variaciones de peso: Aunque estos cambios no se ven agravados por la presencia de implantes, si éstos son de un tamaño adecuado, puede plantearse una reintervención para mejorar el aspecto del pecho y en la misma cirugía sustituir los implantes por otros de igual o distinto tamaño. – Aumento del volumen previo: esta es la causa más frecuente de recambio protésico según algunos estudios, pero en nuestro medio, como única causa, es poco habitual. La situación que menos se da es que una mujer que lleva implantes decida retirarlos sin sustituirlos por otros, sea por la razón que sea. En cualquier caso, recomendamos siempre ponerse en contacto con la Dra. Arminda Ferrer, para una valoración como paso previo a cualquier intervención. ¡Solicita una cita sin compromiso! Tener un volumen o forma adecuada de pecho es un deseo natural en la mujer y un factor determinante en su autoestima. La primera de las cuestiones que se plantean las mujeres que han decidido someterse a una mamoplastia de aumento es la elección del tamaño de prótesis o talla de pecho. La mayor parte de las pacientes buscan un tamaño acorde a su constitución. La elección de la talla de prótesis de mama debe ser tratada entre la paciente y el cirujano. Hoy en día contamos con un amplio abanico de tamaños y formas que buscan adaptarse a las necesidades de cada paciente. Sin embargo, no existe un único tamaño o tipo de implante idóneo para cada caso. En el resultado final de una cirugía de aumento de pecho es importante el implante seleccionado, pero es mucho más determinante la técnica quirúrgica que emplea el cirujano a la hora de colocarlo, pudiendo variar de forma significativa de una paciente a otra. A la hora de elegir el tamaño de implante más adecuado para cada paciente, se evalúan el tamaño y la forma de las mamas previos a la intervención, las características de la piel y el tejido mamario, así como la constitución de la paciente. El proceso de selección del volumen más adecuado trae consigo una serie de pautas: 1.- Evaluación de la anatomía del paciente Una valoración detallada de la anatomía de cada paciente es imprescindible para personalizar al máximo la selección de la prótesis mamaria. Esto incluye, entre otros aspectos, la valoración del tipo de tórax, la anchura de la mama, la distancia entre el pezón y el pliegue submamario, el tamaño de la areola y la elasticidad de la piel. La presencia de asimetrías debe de ser contemplada igualmente en la valoración preoperatoria. En función de todos estos parámetros el cirujano calculará el volumen y proyección de los implantes, así como el procedimiento a emplear. 2.- Información preoperatoria Mostrar resultados similares de casos reales antes y después de la cirugía, es particularmente útil a la hora de transmitir la idea que el cirujano tiene de qué es lo mejor para cada caso concreto. También puede ser adecuada la utilización de sujetadores especiales con implantes de prueba que permitan simular cuál es el aspecto de un determinado volumen en el cuerpo de la paciente. La paciente debe ser informada por el cirujano que realizará la intervención acerca de los riesgos asociados con los implantes mamarios. El volumen y tipo de implante determinan el porcentaje de aparición de algunas de las complicaciones asociadas a los implantes mamarios. Aunque son poco frecuentes, deben ser conocidos por las mujeres que optan por este procedimiento. Asimismo, el cirujano debe conocer cómo proceder si surge una complicación. Toda la información que se pueda aportar a la paciente repercute de forma positiva en su estado emocional, reduciendo su nivel de ansiedad y aumentando su confianza. La aceptación y adaptación a los cambios derivados de las operaciones de aumento de mamas es rápida y gratificante, junto a la Dra. Arminda Ferrer conseguirá un resultado natural que proporcione un aspecto saludable. Solicita una cita sin compromiso y recibe información personalizada para tu caso. Para muchas mujeres el pecho es un elemento importante de su identidad personal. Las alteraciones en el tamaño, forma, posición o volumen de las mamas constituyen un problema estético y psicológico que puede llegar a condicionar la vida de una mujer.
Cuando se deben a causas congénitas, las alteraciones en la mama suelen identificarse tras la pubertad una vez completado el desarrollo. Con frecuencia derivan en problemas físicos y psicológicos en las jóvenes. La cirugía mamaria plantea soluciones para la corrección de anomalías en el desarrollo de las mamas, con resultados altamente satisfactorios. Estudios demuestran los beneficios psicosociales de la cirugía estética en este grupo de pacientes. Tras datos oficiales, el tratamiento quirúrgico de la asimetría mamaria en mujeres jóvenes aporta mejoras significativas y sostenidas en su calidad de vida psicosocial, hasta el punto de situarse al mismo nivel que el resto de las mujeres. También los cambios experimentados en algunas de las pacientes tras el postoperatorio, sirven de estímulo para la práctica de ejercicio regular y modificar su conducta alimentaria. Esto hace pensar en el impacto positivo que la cirugía estética puede proporcionar a las mujeres, independientemente de su edad, con asimetría mamaria u otra malformación, congénita o adquirida. En general, los pacientes que se plantean una intervención de estética soportan una gran carga psicosocial. Y en ocasiones, mayor al deterioro de la funcionalidad o visibilidad de su afección. Ponte en contacto con la Dra. Arminda Ferrer si necesitas más información sobre algún tipo de intervención. Estará encantada de atender y resolver cualquiera de tus dudas junto a un gran equipo de profesionales. ¡Solicita una cita sin compromiso! En todo proceso quirúrgico es preciso completar una historia médica del paciente en la que se detallen las intervenciones previas, enfermedades o circunstancias que puedan condicionar el proceso de preparación de la cirugía o su evolución posterior. Una de las recomendaciones es dejar de fumar antes de una operación. Esta recomendación se extiende a otras variantes que puedan contener nicotina como parches, tabaco de mascar o cigarros electrónicos.
La asociación de tabaco y cirugía estética cobra especial relevancia por los efectos adversos que se producen en el proceso fisiológico de cicatrización. Este termina resultando más lento y de menor calidad. Para una correcta cicatrización es necesario un correcto aporte sanguíneo que permita cerrar la herida en óptimas condiciones. El tabaco provoca la vasoconstricción en los capilares sanguíneos, disminuyendo el aporte de oxígeno a los tejidos, además la capacidad funcional de la hemoglobina, una molécula encargada de transportar el oxígeno, se ve reducida. Asimismo, los pacientes fumadores tienen mayor probabilidad de padecer infecciones postoperatorias. Esto se debe a una deficiente actividad del sistema inmunitario y un mayor riesgo de necrosis de tejido. Estas complicaciones se hacen más evidentes en intervenciones quirúrgicas que requieren movilizar extensas áreas de piel o en aquellos procedimientos que por su naturaleza, disminuyen el aporte sanguíneo a los tejidos, como la abdominoplastia y la reducción mamaria. Generalmente, se recomienda que el paciente fumador suspenda el consumo de tabaco, como mínimo de dos a cuatro semanas antes de determinadas cirugías. El objetivo es disminuir la probabilidad de estas complicaciones (necrosis, dehiscencias de suturas e infecciones), y mejorar su cicatrización. Interrumpir el hábito de fumar también debe extenderse al postoperatorio durante un plazo mínimo similar. En cualquier caso, recomendamos siempre ponerse en contacto con la Dra. Arminda Ferrer, para valorar todas las opciones, como paso previo a cualquier intervención. ¡Solicita una cita sin compromiso! El desarrollo mamario o telarquia supone uno de los cambios más significativos en la mujer durante la pubertad, habitualmente se produce entre los 11 y los 16 años. Sin embargo, este proceso puede presentar modificaciones causando diversas alteraciones en la conformación de la mama que en ocasiones derivan en problemas físicos y psicológicos.
Las anomalías más frecuentes en el desarrollo de las mamas pueden clasificarse en:
Solicita una cita sin compromiso con la Dra. Arminda Ferrer y recibe información personalizada para tu caso. Cada una de nuestras pacientes es única y su caso es tratado como tal. Hay que tener en mente que una operación de mama es un procedimiento en el que es necesario realizar una o varias incisiones en la piel y, según la cirugía, puede ser necesario intervenir en tejidos más profundos. Esto significa que se necesitarán varias semanas para que el cuerpo se recupere totalmente hasta que se complete el proceso normal de cicatrización.
El postoperatorio suele ser mejor de lo que muchas pacientes esperan, pudiendo retomar la mayor parte de las tareas básicas en poco tiempo. Aunque las necesidades de cada paciente varían, se marcan unos plazos en los que se debe evitar cualquier actividad física o retomar la rutina de entrenamiento. En términos generales se aconseja no realizar deporte durante el primer mes tras la cirugía. La realización de ejercicio de baja intensidad (como caminar a un ritmo considerado normal) puede retomarse al cabo de una semana o diez días. Los ejercicios de tren inferior (sentadillas, cuádriceps, aductores…) pueden iniciarse a las dos o tres semanas igualmente con poca carga. A partir del primer mes se podrá aumentar la intensidad de los ejercicios del tren inferior e iniciar los del tren superior. Al cabo de un mes y medio pueden retomarse los ejercicios de pilates, yoga, montar en bicicleta o practicar natación. No hay un peso o una intensidad concreta que determine el límite del esfuerzo físico. El dolor o las molestias al realizar un determinado movimiento es la señal de alerta o “stop”. Alrededor del segundo mes se pueden retomar todas las actividades con cualquier intensidad. Pero es necesario comenzar con pocas repeticiones y fijarse cómo responde el cuerpo: si se siente dolor, hay que parar. Como especialistas, creemos necesario recordar que hay que utilizar sujetadores adecuados, que reduzcan la movilidad de la mama durante la actividad deportiva. De todos modos, cada paciente es única, por lo que será la Dra. Arminda Ferrer quien, en las revisiones postoperatorias, le aconseje cómo retomar la actividad física. |