La forma y el volumen de las mamas se encuentran estrechamente ligados a la feminidad y por tanto, a la autoestima de la mujer. Durante siglos, se ha tratado de realzar o mejorar la apariencia del pecho con diferentes dispositivos. Un ejemplo de ello son los corsés o sostenes e incluso con remedios populares para estimular el crecimiento del tejido mamario.
Precisamente para tratar la hipoplasia mamaria, el volumen pequeño de las mamas, surge por primera vez a finales del siglo XIX un método para realzar su tamaño desde el interior y no desde el exterior. Hablamos de la primera mamoplastia de aumento documentada por la literatura médica. Esta intervención fue llevada a cabo por Vicenz Czerny en 1895 utilizando como injerto el tejido adiposo propio de su paciente. Dicho injerto, obtenido de un lipoma (un tumor benigno de tejido graso), se utilizó con fines reconstructivos para corregir un defecto en la mama producido tras la resección de un tumor. Durante la primera mitad del siglo XX continuó experimentándose con otros tipos de sustancias de infiltración. Como la silicona, o materiales para implantar que incluían marfil, cartílago de buey, poliéster o esponjas. Sin embargo, la implantación de estos productos también terminó abandonándose debido a las complicaciones que surgían como infecciones, contracturas, desarrollo de granulomas o migraciones entre otras. Además, los resultados estéticos no eran mejores: senos desfigurados y duros, alteraciones del contorno, calcificaciones… En algunos casos las consecuencias fueron tan graves que las pacientes necesitaron una mastectomía bilateral. No fue hasta 1962 cuando Thomas Cronin y Frank Gerow, cirujanos de Houston, diseñaron los primeros implantes de mama similares a los que se utilizan hoy en día. Se trataba de unas bolsas de lámina de silicona rellenas de gel del mismo material que fueron comercializados por Dow Corning a partir de 1963. La viabilidad de este material para uso médico ya había sido testada durante la Segunda Guerra Mundial. De esta forma se resolvieron los problemas de rechazo que habían surgido con otro tipo de materiales. A partir de la década de los 70 comienzan a aparecer implantes mejorados de silicona, rellenos de este gel o de solución salina, solucionando los problemas de filtración. Estos se producían desde ambos lados de la cubierta. También solucionaban el consiguiente efecto de deflación, que permitía que la solución empleada migrase hacia los tejidos y alterase la forma de la prótesis. Aunque ambos tipos de implantes estaban muy extendidos, el gel de silicona era más utilizado porque ofrecía unos resultados más naturales tanto en textura como en forma. La continua investigación llevó a desarrollar prótesis cubiertas de elastómero de silicona con menor riesgo de contractura capsular. Además, esta última generación no permite la filtración y logra una consistencia parecida a la del tejido glandular, mejorando el perfil biológico y ofreciendo unos resultados más naturales. En Estados Unidos, en 1991 se planteó la relación de los implantes de silicona con el desarrollo de enfermedades autoinmunes. En 2005 la agencia que autoriza su uso en EEUU, la FDA, emitió informes que apoyaban la seguridad y la efectividad de estos implantes cuando se usan apropiadamente. Se demostró que no existe relación entre las prótesis y las posibles dolencias del tejido conectivo, el desarrollo de cáncer o enfermedades neurológicas. Actualmente los implantes rellenos de silicona son, en todo el mundo, los más empleados en este tipo de intervenciones. Los implantes mamarios han evolucionado enormemente durante estas cinco décadas hasta obtener las prótesis actuales. Si bien su uso se asocia a intervenciones de tipo estético, una parte muy importante de las prótesis comercializadas actualmente se emplea en cirugías de reconstrucción mamaria tras intervenciones para tratar el cáncer de mama. Hoy en día contamos con implantes a prueba de roturas así como un inmenso abanico de tamaños, formas y volúmenes para adaptarse a las características de cada paciente. Además, la capacidad de individualizar cada caso permite optar por una u otra técnica quirúrgica. Y además, es posible elegir las prótesis que permitan mantener la armonía del contorno corporal de la paciente.
0 Comments
La cirugía de aumento mamario es una de las intervenciones más demandadas de cirugía estética. La mayoría de mujeres que deciden aumentarse el pecho optan por la implantación de prótesis mamarias siendo el tipo de implante que se va a utilizar, una de las primeras cuestiones que se plantean en consulta.
Existen muchos tipos de implantes que pueden emplearse en una mamoplastia de aumento. Todos los implantes autorizados han pasado por estrictos estudios clínicos que garantizan su seguridad para cumplir con el fin para el que han sido diseñados. Actualmente, los implantes con cubierta exterior de silicona son los más utilizados en este tipo de procedimiento, si bien existen diferentes modelos que varían en función de la forma, el material de relleno o el tipo de superficie. Atendiendo a su forma, los implantes mamarios pueden ser redondos o anatómicos (en forma de “lágrima” por presentar mayor volumen en la parte inferior); estos últimos se destinan habitualmente para cirugías de reconstrucción mamaria, tras intervenciones de cáncer de mama. Ambos tipos de prótesis presentan una cara posterior algo más plana pudiendo encontrarse distintas “alturas” o espesores, lo que se denomina proyección. Según el material de relleno que contengan, los implantes de pecho pueden dividirse en implantes salinos o implantes de silicona. Los implantes salinos contienen suero fisiológico. Esto permite introducirlos previamente en el pecho para ser rellenados posteriormente con la solución salina hasta alcanzar el tamaño deseado. La ventaja de utilizar esta técnica es que la incisión por la cual se introduce la prótesis es relativamente menor. En caso de rotura del implante o fuga en la válvula de llenado, se produciría un cambio notorio en la forma y tamaño del pecho, siendo necesario su inmediato reemplazo. La solución salina es inofensiva para el organismo, por lo que, de darse esta circunstancia, se absorbe por los tejidos sin riesgo ninguno para la salud del paciente. Los implantes de silicona contienen gel cohesivo de silicona, un material que por su consistencia dificulta que se pueda filtrar ante una posible ruptura; proporcionando, a su vez, un resultado muy natural al tacto. Según su cobertura externa, los implantes de silicona pueden tener superficie lisa o texturizada (rugosa). La mayoría de las prótesis mamarias implantadas en EEUU y Canadá son de superficie lisa, mientras que en Europa los cirujanos suelen optar por las de superficie rugosa. Cada una de ellas tiene diferentes tipos de ventajas e inconvenientes. La elección de los implantes suele ser decisión del cirujano, teniendo en cuenta las características y objetivos de la paciente. En el resultado final de una cirugía de aumento de pecho es importante el implante seleccionado, pero es mucho más determinante la técnica quirúrgica que emplea el cirujano a la hora de colocarlo, pudiendo variar de forma significativa de una paciente a otra. El consentimiento informado es el documento en el que se refleja que el paciente ha sido informado y ha comprendido los riesgos, beneficios y alternativas de un determinado procedimiento médico.
En cirugía estética el consentimiento informado constituye un derecho del paciente y una obligación para el cirujano, debiendo ser firmado antes de realizar una intervención. También el paciente debe informar acerca de sus antecedentes médicos y de otros tratamientos realizados, de forma que el cirujano pueda explicar y hacer constar los riesgos personalizados o propios de cada caso concreto. Tras nuestra larga experiencia en cirugía estética, sabemos que todos los procedimientos tienen sus peculiaridades, por ello cada intervención requiere de un documento específico. Para que el consentimiento sea válido, debe existir una primera consulta en la que se da una información verbal por parte de un profesional médico cualificado. La información debe adaptarse a las características personales, culturales y psicológicas de cada paciente y proporcionarse con la suficiente antelación para que éste pueda reflexionar y plantear las cuestiones que considere oportunas antes de la cirugía. Existe la posibilidad de que un paciente no desee ser informado. Esta circunstancia debe quedar reflejada en la historia clínica o bien en el propio Consentimiento Informado. Actualmente las asociaciones profesionales de cirugía estética como la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) promueven una exhaustiva comunicación médico-paciente. Esto incluye el uso de consentimientos informados detallados y una práctica clínica basada en criterios médicos que permitan velar por la seguridad de los pacientes. La Dra. Arminda Ferrer estará encantada de atender y resolver cualquiera de tus dudas junto a un gran equipo de profesionales. ¡Solicita una cita sin compromiso! Es habitual que la idea de someterse a una cirugía de reducción de pecho genere muchas dudas. Las razones para animarse a realizar esta intervención pueden ser diversas. Es uno de los tratamientos más demandados en nuestra clínica, pero como en cualquier tratamiento, a los pacientes les surgen dudas que hoy queremos resolver en este post.
Si estás interesada en este tipo de intervención quirúrgica y aún tienes dudas después de nuestras 10 preguntas sobre la reducción de pecho, no dudes en ponerte en contacto con la Dra.Arminda Ferrer. Cuando hay algo en nuestro físico que nos incomoda o nos gustaría cambiar, es fundamental consultar a un cirujano plástico con experiencia. Será la única persona que pueda aconsejar sobre qué tipo de procedimiento es el más adecuado para nuestro caso. Durante la primera cita obtendremos la información que necesitamos para tomar una decisión correcta. En este post explicaremos en qué consiste esta primera valoración.
¿Cómo es? Con la Dra. Arminda Ferrer la primera consulta siempre es realizada por ella misma, que realizará la intervención. Valorará el caso y le explicará todo lo relativo al tratamiento, bien sea quirúrgico o no quirúrgico. Un conocimiento previo y detallado del caso permite ofrecer tratamientos individualizados. En la primera cita, el paciente expondrá qué parte de su cuerpo quiere modificar y cuáles son sus expectativas. La doctora realizará la historia médica completa. Esta incluirá los antecedentes personales del paciente: alergias medicamentosas, hábitos de vida (p. ej consumo de tabaco y alcohol, prácticas deportivas…), enfermedades médicas, intervenciones quirúrgicas previas, embarazos y partos, tratamientos farmacológicos… Posteriormente, llevará a cabo la exploración física, que le permitirá examinar la zona a tratar, establecer la indicación o no de la cirugía y determinar el tratamiento más adecuado. Después, el cirujano ofrecerá al paciente toda la información necesaria relativa a la intervención como las pruebas preoperatorias (analítica, electrocardiograma…), el tipo de anestesia, los cuidados postoperatorios y los resultados esperables en cada caso. En relación a este punto, también se llevará a cabo el visionado de fotografías que permiten al paciente ver el “antes y después” de pacientes que se han sometido a la misma intervención que plantean. Asimismo, es habitual tomar fotos del área a tratar, que resultan de gran utilidad tanto en la preparación de la cirugía como en el posterior seguimiento del paciente. ¿Y si me quedan dudas? La información ofrecida en la consulta suele exponerse de forma comprensible y simplificada, pero a la vez detallada e individualizada. Es normal que más tarde el paciente pueda tener dudas o preguntas relativas a la intervención. Si así fuese, pueden contactar nuevamente con nosotros. Con el paso de los años, el pecho femenino tiende a descender por el proceso natural de envejecimiento de los tejidos que lo sustentan. Otros factores como los embarazos, los cambios de peso o la pérdida de elasticidad de la piel favorecen este descenso (ptosis) en la posición de la mama. En este post respondemos a las cuestiones que de forma habitual nos transmiten en consulta a la hora de plantearse esta intervención. Esta cirugía consigue reposicionar el tejido mamario y eliminar el exceso de piel, mejorando así la forma y proyección del pecho. Es una intervención con resultados muy satisfactorios para nuestras pacientes que, sin embargo, no está exenta de dudas. - ¿Soy muy joven para realizar una mastopexia? La edad de la paciente no es un factor determinante para someterse a una mastopexia, sino el grado de ptosis mamaria o descenso de la areola que presenta. Esta circunstancia puede darse de forma precoz en pacientes jóvenes, debido a la falta de elasticidad de los tejidos. Con esta cirugía se consigue devolver el pecho a una posición adecuada a cada paciente, dotándolo de un aspecto rejuvenecido y natural. - ¿Es posible reducir el tamaño de las areolas con esta cirugía? Los objetivos de una mastopexia son elevar la posición de la areola, reposicionar el tejido mamario y eliminar el exceso de piel. También permite reducir el tamaño de las areolas cuando éstas presentan un tamaño mayor del deseado. - ¿Es necesario colocar implantes? Una de las principales cuestiones que plantea esta cirugía es la necesidad o no de aumentar el volumen de la mama mediante la colocación de implantes. Con frecuencia el tratamiento indicado consiste solo en reposicionar los tejidos mamarios de la paciente (autoprótesis). En otros casos, para recuperar el volumen y lograr un resultado estético proporcionado, se asocia un aumento mamario mediante implantes. Es una decisión que se toma de forma conjunta, según la experiencia del cirujano y el deseo de la paciente. - ¿Cambiará mi talla de pecho? Tras una mastopexia sin implantes el volumen de la mama no varía, por lo que seguirá usando su talla de sujetador habitual. - ¿Cómo serán las cicatrices? La longitud de las cicatrices varía, según el caso. Habitualmente se ubica una, alrededor de la areola, y otra, entre la areola y el surco mamario. En ocasiones es necesario resecar piel en la zona del surco submamario para lograr el resultado deseado. A las 8-12 semanas es cuando pueden ser más apreciables, como una línea enrojecida. A partir de ese momento se van atenuando hasta hacerse prácticamente imperceptibles. - ¿Cuándo se puede apreciar el resultado final? Aunque los cambios ya son evidentes desde el primer momento, se considera que el resultado final de una mastopexia no se aprecia hasta pasado un periodo de entre ocho meses y un año. - ¿Los resultados son definitivos? Tras una mastopexia, la areola mantendrá su posición de forma definitiva por lo que debe ser ubicada con precisión. Otros cambios en la forma de la mama dependen en parte de la calidad de la piel de la paciente, de embarazos posteriores o de variaciones en el peso. Aunque se den estos cambios el grado de satisfacción sigue siendo muy alto independientemente del tiempo transcurrido. Si todavía te quedan dudas sobre la cirugía de elevación mamaria o mastopexia, no dudes en ponerte en contacto con la Dra. Arminda Ferrer. Estará encantada de atender y resolver cualquiera de tus dudas junto a un gran equipo de profesionales. ¡Solicita una cita sin compromiso! El aumento de pecho es una de las intervenciones más solicitadas de cirugía estética. Pese a todo, siguen existiendo una serie de mitos en torno a los implantes de pecho que aclaramos a continuación:
1. Hay que cambiar los implantes cada 10 años. Los implantes mamarios no necesitan ser sustituidos al cabo de un tiempo determinado; no tienen “fecha de caducidad”. Estadísticamente, lo más frecuente es que no se presenten modificaciones en el implante que hagan a las pacientes volver a pasar por quirófano. Las causas más frecuentes que pueden suponer una cirugía de sustitución son la contractura capsular (que provoca un endurecimiento de la prótesis) y la rotura de implante. Por ello, se recomienda hacer las revisiones mamográficas indicadas para controlar su estado y consultar cuando se aprecien modificaciones respecto a estudios previos. 2. Los implantes afectan a la lactancia. La capacidad para poder dar el pecho al recién nacido es independiente de que una mujer se haya realizado o no una cirugía de aumento. Ni el tipo de implante ni su ubicación interfiere en los conductos mamarios que llevan la leche al pezón por lo que ni la cantidad ni la calidad de la leche se ve alterada. 3. Se pierde sensibilidad en la zona. Los días posteriores a la cirugía algunas pacientes perciben una alteración de la sensibilidad de los tejidos, ya sea aumento o disminución. La frecuencia con la que se da esta circunstancia es baja y remite a los pocos días o semanas tras la cirugía. 4. Los implantes producen la caída del pecho. No, siempre y cuando el volumen de los mismos sea el adecuado para la constitución y el tipo de tejidos de la paciente. Si se colocan tamaños muy grandes la distensión normal de la piel puede provocar el descenso del pecho. 5. Aumenta el riesgo de cáncer de mama. Está demostrado, en múltiples estudios y desde hace muchos años, que NO existe ninguna relación entre las prótesis y el cáncer de mama. Antes de realizar cualquier técnica de diagnóstico precoz de cáncer de mama las pacientes deben informar al radiólogo de que llevan implantes mamarios. Será el especialista en radiología quien determine qué estudio es el más adecuado para descartar cualquier patología de la mama. 6. Los implantes no se pueden romper. El porcentaje de rotura espontánea de una prótesis es muy bajo. Un accidente con un traumatismo en la zona podría dañar la prótesis; en ningún caso por cambios de presión en el interior de un avión. Un implante roto no se considera una “urgencia” quirúrgica, aunque cuando se diagnostica debe acudir a su cirujano para valoración médica de su caso. Solicita una cita sin compromiso con la Dra. Arminda Ferrer y recibe información personalizada para tu caso. Cada una de nuestras pacientes es única y su caso es tratado como tal. El primer año después de un aumento de pecho, la Dr. Arminda Ferrer planifica una serie de revisiones que generalmente se programan a lo largo del primer año tras la cirugía. Estas revisiones tienen por objeto comprobar que el proceso postoperatorio cursa con normalidad.
Pasado un año tras la operación pueden ser necesarias más revisiones de las inicialmente previstas según la evolución y requerimientos del paciente. En estas revisiones el cirujano evalúa diferentes aspectos relacionados con el implante (posición, cicatrización periprotésica…) y con los tejidos que lo recubren (tejido mamario, piel, calidad de la cicatriz…), así como aquellos síntomas que el paciente pueda referir durante el proceso post cirugía. ¿Cuánto dura la inflamación tras un aumento de pecho? La hinchazón o inflamación es una respuesta natural del cuerpo a la cirugía. Los mayores cambios se experimentan a lo largo de las primeras 4 semanas, aunque este proceso varía según las características de la paciente. Posteriormente las modificaciones son menos evidentes para el paciente. Desde el punto de vista quirúrgico se considera que el resultado definitivo se alcanza entre 6 meses a 1 año. Puede ocurrir que el proceso inflamatorio disminuya o desaparezca antes en una mama que en otra. Es habitual que a lo largo de varias semanas, mientras se completa el periodo de cicatrización y hasta que se resuelva la inflamación, las pacientes sufran alguna molestia de forma puntual como escozor o sensación de pinchazo. Esta circunstancia no requiere tratamiento específico y desaparece por sí sola. Pueden darse alteraciones de la sensibilidad, tanto por exceso como por defecto, de alguna región de la mama o de la areola y pezón. Son transitorias pero pueden pasar varias semanas hasta que se recupere totalmente. ¿Cuándo se aprecia el resultado final? Es necesario que pase un tiempo prudencial para que los músculos, la glándula mamaria y la piel se adapten tras la colocación de los implantes. Durante los primeros tres meses, la mama irá adoptando la forma, naturalidad y movimiento definitivo. No obstante, no se considera el resultado final de una cirugía mamaria hasta transcurrido el año, toda vez que la inflamación residual ha desaparecido y las cicatrices se han difuminado. La aceptación y adaptación a los cambios derivados de la operación de un aumento de mama suele ser rápida y gratificante para las pacientes. El cambio corporal que supone la cirugía de aumento de pecho repercute muy positivamente en la imagen que las pacientes tienen de sí mismas. Una vez que el cirujano considera que ha finalizado el periodo inicial de revisiones, la paciente es dada de alta. Se recomienda hacer las revisiones mamográficas habituales para controlar su estado y consultar cuando se aprecien modificaciones respecto a estudios previos. Si te estás planteando una intervención como esta, no dudes en ponerte en contacto con la Dra. Arminda Ferrer, para valorar todas las opciones. ¡Solicita una cita sin compromiso! La mayor parte de las pacientes que se operan de un aumento de mama no precisan cambiarlas en ningún momento a lo largo de su vida. No existe un tiempo concreto al cabo del cual sea necesario cambiar los implantes, pero sí hay motivos por los cuales puede ser necesario realizar una cirugía de sustitución.
¿Cuándo hay que realizar un recambio de prótesis de mama? Las causas que llevan a este tipo de intervención se relacionan más frecuentemente con cambios asociados al implante. Las más habituales son la contractura capsular y la rotura de implante. – Contractura capsular: el organismo siempre forma alrededor de la prótesis un tejido fibroso o cápsula. Si la cápsula es un poco más gruesa de lo habitual, suele ser bien tolerada por las pacientes, pudiendo apreciarse un leve aumento en la consistencia del pecho, si la cápsula es muy gruesa puede alterar la apariencia de la mama y llegar a ser molesto. En estos casos estaría indicada la eliminación de dicho tejido y la sustitución de los implantes. – Rotura del implante: mucho menos frecuente, pero posible, es la pérdida de la integridad de la cubierta del implante. Según el tipo de contenido de la prótesis el diagnóstico de esta eventualidad es más o menos sencillo. Sin ser una urgencia médica, cualquier implante roto debe ser sustituido. La calidad del implante y el tipo de relleno son importantes a la hora de garantizar la seguridad del paciente. Como ya indicamos al inicio, lo más frecuente es que un implante mamario no precise ser sustituido puesto que generalmente no presenta cambios con el paso del tiempo, pero una paciente puede plantearse sustituir sus prótesis por otras causas: – Modificación en la forma del pecho por el paso de los años, los embarazos, y las variaciones de peso: Aunque estos cambios no se ven agravados por la presencia de implantes, si éstos son de un tamaño adecuado, puede plantearse una reintervención para mejorar el aspecto del pecho y en la misma cirugía sustituir los implantes por otros de igual o distinto tamaño. – Aumento del volumen previo: esta es la causa más frecuente de recambio protésico según algunos estudios, pero en nuestro medio, como única causa, es poco habitual. La situación que menos se da es que una mujer que lleva implantes decida retirarlos sin sustituirlos por otros, sea por la razón que sea. En cualquier caso, recomendamos siempre ponerse en contacto con la Dra. Arminda Ferrer, para una valoración como paso previo a cualquier intervención. ¡Solicita una cita sin compromiso! Tener un volumen o forma adecuada de pecho es un deseo natural en la mujer y un factor determinante en su autoestima. La primera de las cuestiones que se plantean las mujeres que han decidido someterse a una mamoplastia de aumento es la elección del tamaño de prótesis o talla de pecho. La mayor parte de las pacientes buscan un tamaño acorde a su constitución. La elección de la talla de prótesis de mama debe ser tratada entre la paciente y el cirujano. Hoy en día contamos con un amplio abanico de tamaños y formas que buscan adaptarse a las necesidades de cada paciente. Sin embargo, no existe un único tamaño o tipo de implante idóneo para cada caso. En el resultado final de una cirugía de aumento de pecho es importante el implante seleccionado, pero es mucho más determinante la técnica quirúrgica que emplea el cirujano a la hora de colocarlo, pudiendo variar de forma significativa de una paciente a otra. A la hora de elegir el tamaño de implante más adecuado para cada paciente, se evalúan el tamaño y la forma de las mamas previos a la intervención, las características de la piel y el tejido mamario, así como la constitución de la paciente. El proceso de selección del volumen más adecuado trae consigo una serie de pautas: 1.- Evaluación de la anatomía del paciente Una valoración detallada de la anatomía de cada paciente es imprescindible para personalizar al máximo la selección de la prótesis mamaria. Esto incluye, entre otros aspectos, la valoración del tipo de tórax, la anchura de la mama, la distancia entre el pezón y el pliegue submamario, el tamaño de la areola y la elasticidad de la piel. La presencia de asimetrías debe de ser contemplada igualmente en la valoración preoperatoria. En función de todos estos parámetros el cirujano calculará el volumen y proyección de los implantes, así como el procedimiento a emplear. 2.- Información preoperatoria Mostrar resultados similares de casos reales antes y después de la cirugía, es particularmente útil a la hora de transmitir la idea que el cirujano tiene de qué es lo mejor para cada caso concreto. También puede ser adecuada la utilización de sujetadores especiales con implantes de prueba que permitan simular cuál es el aspecto de un determinado volumen en el cuerpo de la paciente. La paciente debe ser informada por el cirujano que realizará la intervención acerca de los riesgos asociados con los implantes mamarios. El volumen y tipo de implante determinan el porcentaje de aparición de algunas de las complicaciones asociadas a los implantes mamarios. Aunque son poco frecuentes, deben ser conocidos por las mujeres que optan por este procedimiento. Asimismo, el cirujano debe conocer cómo proceder si surge una complicación. Toda la información que se pueda aportar a la paciente repercute de forma positiva en su estado emocional, reduciendo su nivel de ansiedad y aumentando su confianza. La aceptación y adaptación a los cambios derivados de las operaciones de aumento de mamas es rápida y gratificante, junto a la Dra. Arminda Ferrer conseguirá un resultado natural que proporcione un aspecto saludable. Solicita una cita sin compromiso y recibe información personalizada para tu caso. |