Tener un volumen o forma adecuada de pecho es un deseo natural en la mujer y un factor determinante en su autoestima. La primera de las cuestiones que se plantean las mujeres que han decidido someterse a una mamoplastia de aumento es la elección del tamaño de prótesis o talla de pecho. La mayor parte de las pacientes buscan un tamaño acorde a su constitución. La elección de la talla de prótesis de mama debe ser tratada entre la paciente y el cirujano. Hoy en día contamos con un amplio abanico de tamaños y formas que buscan adaptarse a las necesidades de cada paciente. Sin embargo, no existe un único tamaño o tipo de implante idóneo para cada caso. En el resultado final de una cirugía de aumento de pecho es importante el implante seleccionado, pero es mucho más determinante la técnica quirúrgica que emplea el cirujano a la hora de colocarlo, pudiendo variar de forma significativa de una paciente a otra. A la hora de elegir el tamaño de implante más adecuado para cada paciente, se evalúan el tamaño y la forma de las mamas previos a la intervención, las características de la piel y el tejido mamario, así como la constitución de la paciente. El proceso de selección del volumen más adecuado trae consigo una serie de pautas: 1.- Evaluación de la anatomía del paciente Una valoración detallada de la anatomía de cada paciente es imprescindible para personalizar al máximo la selección de la prótesis mamaria. Esto incluye, entre otros aspectos, la valoración del tipo de tórax, la anchura de la mama, la distancia entre el pezón y el pliegue submamario, el tamaño de la areola y la elasticidad de la piel. La presencia de asimetrías debe de ser contemplada igualmente en la valoración preoperatoria. En función de todos estos parámetros el cirujano calculará el volumen y proyección de los implantes, así como el procedimiento a emplear. 2.- Información preoperatoria Mostrar resultados similares de casos reales antes y después de la cirugía, es particularmente útil a la hora de transmitir la idea que el cirujano tiene de qué es lo mejor para cada caso concreto. También puede ser adecuada la utilización de sujetadores especiales con implantes de prueba que permitan simular cuál es el aspecto de un determinado volumen en el cuerpo de la paciente. La paciente debe ser informada por el cirujano que realizará la intervención acerca de los riesgos asociados con los implantes mamarios. El volumen y tipo de implante determinan el porcentaje de aparición de algunas de las complicaciones asociadas a los implantes mamarios. Aunque son poco frecuentes, deben ser conocidos por las mujeres que optan por este procedimiento. Asimismo, el cirujano debe conocer cómo proceder si surge una complicación. Toda la información que se pueda aportar a la paciente repercute de forma positiva en su estado emocional, reduciendo su nivel de ansiedad y aumentando su confianza. La aceptación y adaptación a los cambios derivados de las operaciones de aumento de mamas es rápida y gratificante, junto a la Dra. Arminda Ferrer conseguirá un resultado natural que proporcione un aspecto saludable. Solicita una cita sin compromiso y recibe información personalizada para tu caso.
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Para muchas mujeres el pecho es un elemento importante de su identidad personal. Las alteraciones en el tamaño, forma, posición o volumen de las mamas constituyen un problema estético y psicológico que puede llegar a condicionar la vida de una mujer.
Cuando se deben a causas congénitas, las alteraciones en la mama suelen identificarse tras la pubertad una vez completado el desarrollo. Con frecuencia derivan en problemas físicos y psicológicos en las jóvenes. La cirugía mamaria plantea soluciones para la corrección de anomalías en el desarrollo de las mamas, con resultados altamente satisfactorios. Estudios demuestran los beneficios psicosociales de la cirugía estética en este grupo de pacientes. Tras datos oficiales, el tratamiento quirúrgico de la asimetría mamaria en mujeres jóvenes aporta mejoras significativas y sostenidas en su calidad de vida psicosocial, hasta el punto de situarse al mismo nivel que el resto de las mujeres. También los cambios experimentados en algunas de las pacientes tras el postoperatorio, sirven de estímulo para la práctica de ejercicio regular y modificar su conducta alimentaria. Esto hace pensar en el impacto positivo que la cirugía estética puede proporcionar a las mujeres, independientemente de su edad, con asimetría mamaria u otra malformación, congénita o adquirida. En general, los pacientes que se plantean una intervención de estética soportan una gran carga psicosocial. Y en ocasiones, mayor al deterioro de la funcionalidad o visibilidad de su afección. Ponte en contacto con la Dra. Arminda Ferrer si necesitas más información sobre algún tipo de intervención. Estará encantada de atender y resolver cualquiera de tus dudas junto a un gran equipo de profesionales. ¡Solicita una cita sin compromiso! En todo proceso quirúrgico es preciso completar una historia médica del paciente en la que se detallen las intervenciones previas, enfermedades o circunstancias que puedan condicionar el proceso de preparación de la cirugía o su evolución posterior. Una de las recomendaciones es dejar de fumar antes de una operación. Esta recomendación se extiende a otras variantes que puedan contener nicotina como parches, tabaco de mascar o cigarros electrónicos.
La asociación de tabaco y cirugía estética cobra especial relevancia por los efectos adversos que se producen en el proceso fisiológico de cicatrización. Este termina resultando más lento y de menor calidad. Para una correcta cicatrización es necesario un correcto aporte sanguíneo que permita cerrar la herida en óptimas condiciones. El tabaco provoca la vasoconstricción en los capilares sanguíneos, disminuyendo el aporte de oxígeno a los tejidos, además la capacidad funcional de la hemoglobina, una molécula encargada de transportar el oxígeno, se ve reducida. Asimismo, los pacientes fumadores tienen mayor probabilidad de padecer infecciones postoperatorias. Esto se debe a una deficiente actividad del sistema inmunitario y un mayor riesgo de necrosis de tejido. Estas complicaciones se hacen más evidentes en intervenciones quirúrgicas que requieren movilizar extensas áreas de piel o en aquellos procedimientos que por su naturaleza, disminuyen el aporte sanguíneo a los tejidos, como la abdominoplastia y la reducción mamaria. Generalmente, se recomienda que el paciente fumador suspenda el consumo de tabaco, como mínimo de dos a cuatro semanas antes de determinadas cirugías. El objetivo es disminuir la probabilidad de estas complicaciones (necrosis, dehiscencias de suturas e infecciones), y mejorar su cicatrización. Interrumpir el hábito de fumar también debe extenderse al postoperatorio durante un plazo mínimo similar. En cualquier caso, recomendamos siempre ponerse en contacto con la Dra. Arminda Ferrer, para valorar todas las opciones, como paso previo a cualquier intervención. ¡Solicita una cita sin compromiso! El desarrollo mamario o telarquia supone uno de los cambios más significativos en la mujer durante la pubertad, habitualmente se produce entre los 11 y los 16 años. Sin embargo, este proceso puede presentar modificaciones causando diversas alteraciones en la conformación de la mama que en ocasiones derivan en problemas físicos y psicológicos.
Las anomalías más frecuentes en el desarrollo de las mamas pueden clasificarse en:
Solicita una cita sin compromiso con la Dra. Arminda Ferrer y recibe información personalizada para tu caso. Cada una de nuestras pacientes es única y su caso es tratado como tal. Hay que tener en mente que una operación de mama es un procedimiento en el que es necesario realizar una o varias incisiones en la piel y, según la cirugía, puede ser necesario intervenir en tejidos más profundos. Esto significa que se necesitarán varias semanas para que el cuerpo se recupere totalmente hasta que se complete el proceso normal de cicatrización.
El postoperatorio suele ser mejor de lo que muchas pacientes esperan, pudiendo retomar la mayor parte de las tareas básicas en poco tiempo. Aunque las necesidades de cada paciente varían, se marcan unos plazos en los que se debe evitar cualquier actividad física o retomar la rutina de entrenamiento. En términos generales se aconseja no realizar deporte durante el primer mes tras la cirugía. La realización de ejercicio de baja intensidad (como caminar a un ritmo considerado normal) puede retomarse al cabo de una semana o diez días. Los ejercicios de tren inferior (sentadillas, cuádriceps, aductores…) pueden iniciarse a las dos o tres semanas igualmente con poca carga. A partir del primer mes se podrá aumentar la intensidad de los ejercicios del tren inferior e iniciar los del tren superior. Al cabo de un mes y medio pueden retomarse los ejercicios de pilates, yoga, montar en bicicleta o practicar natación. No hay un peso o una intensidad concreta que determine el límite del esfuerzo físico. El dolor o las molestias al realizar un determinado movimiento es la señal de alerta o “stop”. Alrededor del segundo mes se pueden retomar todas las actividades con cualquier intensidad. Pero es necesario comenzar con pocas repeticiones y fijarse cómo responde el cuerpo: si se siente dolor, hay que parar. Como especialistas, creemos necesario recordar que hay que utilizar sujetadores adecuados, que reduzcan la movilidad de la mama durante la actividad deportiva. De todos modos, cada paciente es única, por lo que será la Dra. Arminda Ferrer quien, en las revisiones postoperatorias, le aconseje cómo retomar la actividad física. De forma natural, una mama suele ser ligeramente mayor que la otra. Normalmente esta circunstancia pasa inadvertida y no supone ningún problema. Sin embargo, existen casos en los que las diferencias entre un pecho y otro se hacen más evidentes, lo que puede ser motivo de molestia física o psicológica. Por eso, algunas mujeres se preguntan cómo abordar esta realidad, ¿pueden corregirse? ¿merece la pena hacerlo? Os damos las respuestas a estas y otras preguntas desde un enfoque profesional.
La asimetría mamaria puede deberse a múltiples factores. Suele deberse a cuestiones genéticas, pero existen otros motivos como cambios hormonales, el embarazo o incluso, el envejecimiento. Existen asimetrías en mujeres que han sufrido la extirpación de tejido mamario o se han sometido a una reconstrucción mamaria, como consecuencia de un cáncer de pecho. Además, en ocasiones la asimetría mamaria va asociada a una deformidad en la columna vertebral (la escoliosis), malformación en el hemitórax o subdesarrollo del músculo pectoral (síndrome de Poland). Las pacientes que acuden a consulta refieren una diferencia manifiesta en el tamaño y volumen entre ambas mamas, sin otro tipo de sintomatología y la cirugía para corregir la asimetría mamaria busca mejorar la armonía entre ambos pechos. Es recomendable esperar a que los senos hayan completado su desarrollo antes de someterse a una intervención de estas características. La asimetría mamaria puede requerir la intervención quirúrgica de una o de las dos mamas, con diferentes procedimientos. Puede estar indicada una cirugía de aumento, reducción o elevación mamaria, según las necesidades de cada pecho. En ocasiones, es necesaria una combinación de tratamientos para mejorar la asimetría. Una valoración precisa por parte de un experto y una adecuada comunicación con la paciente permitirán determinar qué técnica es la más conveniente. Los mejores resultados a largo plazo en el tratamiento y operación de pechos asimétricos corresponden a aquellos casos en los que se han empleado técnicas similares para ambas mamas. En cualquier caso, recomendamos siempre ponerse en contacto con la Dra. Arminda Ferrer, para valorar todas las opciones, como paso previo a cualquier intervención. Si buscas los mejores profesionales para conseguir el resultado que siempre has querido. ¡Solicita una cita sin compromiso! Una de las dudas habituales de las pacientes que acuden a informarse sobre una cirugía de pecho es, si tras la intervención, quedarán marcas visibles.
Toda intervención quirúrgica conlleva incisiones en la piel y estas producen inevitablemente cicatrices, siendo éstas una respuesta natural en el proceso de reparación de los tejidos. En el caso de la cirugía mamaria, cada procedimiento y técnica empleada requiere unas incisiones diferentes. La ubicación y longitud de las cicatrices varían según se realice una cirugía de aumento, de reducción o de elevación, con o sin prótesis. La calidad de la cicatriz resultante dependerá de múltiples factores que se clasifican en extrínsecos e intrínsecos. Los denominados factores intrínsecos son aquellos asociados a la naturaleza del cuerpo humano y propios de cada paciente; por el contrario, los factores denominados extrínsecos son debidos a elementos externos al propio organismo, como por ejemplo fumar, el tipo de suturas empleadas, la ubicación de las cicatrices, así como los cuidados postoperatorios. Sobre estos últimos sí se puede actuar para lograr que las cicatrices evolucionen con mayor rapidez y obtener un mejor resultado final. - En la cirugía de aumento, la cicatriz se limita a la incisión requerida para poder introducir el implante. Esto es, unos 4 cm y habitualmente a nivel del surco submamario o en el borde inferior de la areola. Independientemente de la vía de acceso, todas son cicatrices de dimensiones pequeñas. En condiciones normales, cualquiera de las opciones dejará marcas muy finas que serán apenas visibles con el paso de los meses. - En la mastopexia o cirugía de elevación mamaria lo habitual es que deje dos tipos de cicatriz: una alrededor de la areola por todo su perímetro, y otra en sentido vertical desde el borde inferior de la areola hacia el surco mamario. En los casos con mayor grado de descolgamiento de la mama donde es necesario resecar piel, puede añadirse una pequeña incisión a nivel del surco submamario, adquiriendo la cicatriz forma de T invertida. En ocasiones puede ser suficiente en este tipo de procedimientos la realización de una única incisión alrededor de la areola. La cicatriz vertical evoluciona rápidamente, atenuándose en pocas semanas. En el surco submamario tiene un período de maduración más largo, pero por su ubicación resulta poco visible. - Todas las técnicas de reducción mamaria están orientadas a reducir el volumen de las mamas y elevar la posición de la areola y el pezón. Tanto la posición como la longitud de las cicatrices vendrán determinadas por el procedimiento que se realice. Además, pueden practicarse únicamente alrededor de la areola y prolongarse hasta el pliegue mamario (Técnica de incisión vertical). Aunque, lo más habitual es realizar además una incisión horizontal a lo largo del surco de la mama (Técnica de T invertida). Pese a que las cicatrices de una cirugía mamaria nunca llegan a desaparecer totalmente, éstas terminan siendo muy poco aparentes y compensan con creces los beneficios tanto a nivel físico como psicológico. Elige lo que realmente te haga feliz, tu cuerpo es solo tuyo. El equipo de la Dra. Arminda Ferrer se esfuerza al máximo cada día para conseguir el resultado que siempre has querido. ¡Solicita una cita sin compromiso! Las dudas iniciales de quiénes quieren someterse a un aumento o reducción de pecho son muy diversas, pero hay una muy específica, ¿se puede dar el pecho tras una cirugía mamaria? La preocupación suele ser doble; la primera es si afectará a su capacidad de amamantar; la segunda, es cómo afectará la lactancia después de la operación desde el punto de vista estético.
La primera cuestión que hay que establecer es cuáles son los órganos de la mama que intervienen en la lactancia, y si estos pueden verse afectados por una cirugía mamaria, ya sea de aumento o de reducción de pecho. La producción de leche en las glándulas mamarias tiene lugar en los llamados lóbulos mamarios, su cantidad es variable y también su capacidad de segregar leche depende de la conformación de la glándula mamaria en cada mujer y de los llamados conductos galactóforos que sirven de conexión entre los lóbulos y el pezón y llevan hasta él la leche. Allí, son las terminaciones nerviosas las que responderán al estímulo del lactante y producirán la secreción. Es el conocido reflejo de succión innato en los recién nacidos. Sí se puede, por lo general, dar el pecho tras una cirugía mamaria de este tipo. Y es que, en principio, una operación de aumento de pecho no tiene por qué afectar a la capacidad de segregar leche de una mujer durante la lactancia materna. La situación de los implantes mamarios, alejados de la glándula mamaria, impide que la estructura de éstas se vea afectada. Colocados bien bajo la propia glándula o bien bajo el pectoral mayor, no tienen porqué afectar a las funciones de secreción de leche, ni se produce interferencia alguna con los conductos mamarios que transportan la leche desde los lóbulos al pezón. Tampoco se ve afectada, según varios estudios científicos, la calidad o composición de la leche de las madres lactantes con implantes, pues son iguales respecto a aquellas que no se han sometido a este tipo de cirugía. La lactancia implica también un aumento del tamaño de los pechos, es algo natural, y la preocupación de muchas mujeres que se han sometido a un aumento de pecho se preguntan si esta alteración natural puede afectar de forma negativa a los implantes mamarios. Podemos decir que no existe evidencia científica de que los cambios producidos en la mama durante la lactancia sean mayores por llevar implantes, ni de que estos se vean afectados en forma alguna por esos cambios. Solicita una cita sin compromiso con la Dra. Arminda Ferrer y recibe información personalizada para tu caso. Cada una de nuestras pacientes es única y su caso es tratado como tal. Cuando una paciente acude a nuestra consulta a valorar un aumento de mamas con implantes, lo primero que tenemos en cuenta es el aspecto previo de estas. Esto se debe a que, en ocasiones, nos encontramos con un conjunto de alteraciones graves en la forma que vienen a dar lugar a la llamada mama tuberosa.
Se trata de una alteración en el desarrollo de la parte más inferior de la glándula, tanto en sentido horizontal como en sentido vertical. Esta falta de desarrollo se acompaña habitualmente de areolas grandes con herniación o protrusión del poco tejido mamario que existe. Suele existir un volumen general muy bajo, asimetrías o diferencias entre ambas mamas y los surcos inframamarios suelen estar elevados a diferentes alturas. La intervención quirúrgica consta de dos partes diferenciadas. Por un lado, es necesaria la remodelación de la forma de la mama mediante una serie de técnicas quirúrgicas que se realizan siempre desde una cicatriz en la areola. En este proceso se reducirá el tamaño de las areolas si fuera necesario, se eliminará el exceso de tejido y se redistribuye el volumen de la glándula de un modo adecuado. En segundo lugar, se colocará la prótesis de mama elegida para dar el volumen necesario. A diferencia de una aumento de mamas normal, la evolución de la cirugía de las mamas tuberosas es algo más lento y se tarda más tiempo en alcanzar los resultados deseados. Una vez realizada la intervención la paciente sentirá dolor y molestias durante las dos primeras semanas. Durante ese tiempo no deberá subir los brazos por encima de los hombros y no coger peso. Las mamas estarán inflamadas durante los primeros meses y adquirirán el volumen y la forma definitiva entre los tres y los seis meses después de la cirugía. Esta intervención es muy importante que sea realizada por un cirujano plástico cualificado y con experiencia en este tipo de operaciones pues requiere técnicas variadas y muy diferentes de las habituales para un aumento mamario. Si se practica la intervención como si se tratase de un aumento común, solo conseguimos aumentar la deformidad. Solicita ahora una cita sin compromiso y recibe información personalizada para tu caso. El equipo de la Dra. Arminda Ferrer se esfuerza al máximo cada día para conseguir el resultado que siempre has querido. Elige lo que realmente te haga feliz... tu cuerpo es solo tuyo, recuérdalo. Un pecho bonito puede hacer que te sientas mejor contigo misma, te veas más atractiva e incluso, notes que la ropa “quede mejor”. Eso es con lo que sueñan muchas de nuestras pacientes antes de someterse a una cirugía, pero seguro que al leer esto solo se te viene a la cabeza el aumento de pecho. Sin embargo, son muchas las mujeres que buscan una reducción.
La cirugía de reducción mamaria, o mamoplastia de reducción, mejora radicalmente la vida cotidiana. Consiste en disminuir el tamaño de las mamas, eliminando el tejido extra, haciendo que el tamaño del pecho sea proporcional al tipo de cuerpo de la paciente, y aliviando así el malestar provocado. Las principales razones por las que eligen la reducción de mama son: Dolor de Espalda El peso de las mamas puede causar un dolor insoportable en las vértebras inferiores y como consecuencia dificultar el día a día, siendo molesto en situaciones cotidianas como trabajar con peso o de pie durante muchas horas. Dolorosas estrías en las mamas Las bandas elásticas pueden clavarse en la piel, ya que soporta un gran peso por el tejido glandular y la grasa de las mamas. Problemas respiratorios Unas mamas grandes pueden ejercer una considerable cantidad de peso sobre las costillas y el pecho, manteniendo una gran presión sobre el diafragma y los pulmones e impidiendo una respiración correcta. La mala postura También pueden causar una reducción de la curvatura normal de la parte superior y media del cuerpo, dando lugar a que los hombros se desplacen hacia adelante y caigan. Esto a su vez, puede acabar acarreando problemas de espalda o incluso cambiar la forma natural de la espalda. Dificultad para realizar actividad física A la hora de practicar deporte, las mamas tienden a desplazarse con gran intensidad de modo que hay una mayor tensión en el tejido de soporte y los músculos de la espalda. Cada una de nuestras pacientes es única y su caso es tratado como tal. Por lo tanto, la cirugía mamaria es diferente en cada una de ellas y absolutamente personalizada. Solicita una cita sin compromiso con la Dra. Arminda Ferrer y recibe información personalizada para tu caso. Para nosotros, lo importante eres tú. |